El libro sobre la Emperatriz del Blues, Bessie Smith, de la escritora, novelista y poeta escocesa Jackie Kay fue publicado en 1997 con una tirada de tan solo 1000 copias en una pequeña editorial independiente. Recientemente ha sido reeditado por Faber & Faber con una actualizada introducción de Kay, proclamada poeta nacional de Escocia (Scots Makar) en 2016.
“Su momento ha llegado” cree Kay. “Incluso actualmente me parece mucho más su momento por todo lo que ha pasado el último año con el Black Lives Matter”.
El libro es una mezcla de biografía, ficción lírica y prosa. Combinando hechos con memoria personal y creación poética crea una cautivadora representación de una vida extraordinaria.
La blues woman Bessie Smith; cantante, icono y pionera, era una mujer corpulenta, de piel muy oscura, pícaros ojos y cara de luna llena. De carácter complejo fue una superestrella hecha a sí misma, cuya biografía fuera a menudo más extraña que la ficción.
Nacida en Chattanooga, Tenenesse, en 1894, “la historia de Smith es la historia de la primera mitad del siglo XX en América”, cuenta Kay. Abarca los ardientes años 20, la gran explosión de energía que supuso el movimiento cultural, social y artístico conocido como Harlem Renaissance, el Crack de Wall Street y la Gran Depresión de los años 30. Kay delinea el auge de Bessie Smith desde la era del vodoo hasta la era del waxy race records, donde el copyright era futuro y los royalties opcionales. Se convirtió en la mujer negra más rica de América, tanto como para comprarse su propio vagón de tren para viajar de un lado a otro con su troupe. Posteriormente vio cómo su éxito se esfumaba. Murió en un accidente de tráfico en 1937 cuando contaba sólo 43 años.
Con una vida tristemente difícil, sus hazañas llegaron a ser leyenda. Bessie cantó el sufrimiento femenino y vivió las tragedias de sus propias canciones, a menudo escritas como un terrible presagio. Gran bebedora de pintas de ginebra Bathtub, se metía con frecuencia en peleas violentas, gran derrochadora de montones de dinero y con apasionadas aventuras amorosas con hombres y mujeres. Incluso se cuenta que una vez hizo frente ella sola a un grupo del Ku Kux Klan que quería quemar la carpa de su show itinerante. Orgullosa y acobardada, generosa y temeraria, violenta y maltratada por su segundo marido Jack Gee, al que parecía no poder dejar; agresivo y controlador de su reputación, incluso después de su muerte.
Como la chica negra crecida en el Glasgow de los 70, Jackie Kay desarrolló una auténtica pasión por Bessie Smith y encontró en ella alguien con la cual se podía identificar e idolatrar. En su libro, recuerda el espíritu salvaje que le ayudó a crear un profundo sentimiento de íntimo conocimiento sobre sí misma:
”En 1961 fui adoptada y traída a una casa de los suburbios del norte de Glasgow. Un pequeño adosado estilo Wimpey. En el exterior había un cerezo de la misma edad que yo. No parecía el lugar más adecuado para iniciarse en el blues, pero el blues viaja allá donde vayan sus amantes.
Ni en mi calle ni en las calles vecinas a Brackenbrae Avenue, había visto jamás una persona negra. Mi hermano y yo. Nadie más; así que la primera vez que vi a Bessie Smith fue como encontrar una amiga. La vi antes de escucharla. Mi padre, un comunista escocés que amaba el blues me compró mi primer álbum doble. Tenía 12 años. El álbum se llamaba: Bessie Smith: Any Woman’s Blues y producido por CBS Records. Recuerdo que lo cogí y lo miré detenidamente, examinando cada detalle. La imagen de la portada me cautivó. Me resultaba tan familiar. Parecía alguien a quien conociese en lo más profundo de mi ser. Miré fijamente su imagen intentando descubrir a quién me recordaba”
“Los títulos de las canciones de blues me transportaban a otros lugares, escenas e imágenes. Cada nombre era una historia. Era eso lo que me fascinaba del blues, que contaba historias. Al contrario que los cuentos de hadas, eran sucios, reales, terribles tragedias. La gente se moría en el blues, regresaban para aparecerse a los vivos en el blues; había criminales en el blues, había mujeres desenfrenadas en el blues”.
Bessie fue testigo íntimo y guía en el descubrimiento de Kay, primero de su propia negritud y posteriormente de su homosexualidad:
“De algún modo ser vagabundo en América iba indisolublemente ligado al color de la piel. No podía separarlos. No podía separarme a mí misma. Soy del mismo color que ella. Pensé para mí, electrificada. Soy del mismo color que Bessie Smith. No soy del mismo color que mi madre, mi padre, mi abuela, mi abuelo, mis amigos, mi doctor, mi dentista, mi carnicero, mi profesor, mi director, mis vecinos de al lado, mi tía, mi tío, los amigos de mi madre, los amigos de mi padre. El shock de no ser como nadie más, el shock de mis propias reflexiones llegaron con el blues. Mi propia cara en el espejo no era la cara que yo tenía en mi cabeza”
El texto cuenta también con pasajes en los que Kay imagina los pensamientos de la blues woman, o se da una visión poética de episodios de su vida de los que es imposible que alguien haya podido ser testigo; mezclando así íntimas verdades de la dura crónica histórica con emotivos y excitantes momentos que bien podrían representar una auténtica partitura de blues.
Actualización:
La editorial Alpha Decay en septiembre de 2022 ha añadido este libro a su catálogo en la que es la primera traducción al español llevada a cabo por Alberto Gª Marcos.