El documental de 2020, Sisters With Transistors, devuelve a las mujeres su lugar en la historia de la música electrónica.
Dirigido por Lisa Rovner y construido con excepcional material de archivo, es un meticuloso repaso de la historia de las mujeres que a lo largo del siglo XX trataron de capturar el sonido de la electrificación que estaba teniendo lugar en el mundo, y que pretende darles el reconocimiento tantas veces ignorado.
La historia de las mujeres es la historia del silencio, y la música no es una excepción. Con el contexto social, político y cultural del siglo XX como telón de fondo, el documental nos revela una lucha de emancipación para recuperar el papel crucial de la mujer en la historia de la música y en el mundo en general. “Esta es la historia de las mujeres que oían música en su cabeza, sonidos radicales, donde una vez hubo silencio. Es la historia de los sueños hechos realidad por la tecnología” – la poética narración de la leyenda de la música electrónica Laurie Anderson, cuya voz se visualiza como ondas sonoras en la pantalla de un osciloscopio, nos introduce de lleno en esa tecnología.
Durante la Segunda Guerra Mundial, con los hombres en el frente, las mujeres ocuparon su lugar trabajando en las fábricas de armamento y suministros. Terminada la guerra, se las obligó a ceder sus puestos a los hombres y se las relegó de nuevo a su rol de amas de casa, o se las orientó a trabajos no especializados. Pero algo había cambiado. La libertad y la expansión de nuevas tecnologías dieron paso a una época enormemente fértil para las artes, y desataron en el campo de la música una nueva ola de mujeres que se abrieron camino trabajando por sí mismas.
Las nuevas tecnologías hacían posibles nuevos sonidos, y esto fue crucial. Las protagonistas de Sisters With Transistors se vieron atraídas por la música electrónica porque la tecnología les permitía trabajar en cierto modo al margen de la rígida industria de la música dominada por hombres. Podían crear sus propios sonidos e inventar sus propios instrumentos. Como dice Laurie Spiegel, una de las protagonistas, al inicio de Sisters With Transistors: “La tecnología es enormemente liberadora. Vuela por los aires las estructuras de poder.»
Clara Rockmore: Maga del theremin
Sisters With Transistors se centra en las décadas de los 50 a los 80, pero comienza en los años 30 con la figura de Clara Rockmore, virtuosa del theremin; uno de los primeros instrumentos electrónicos, el cual se “toca” moviendo las manos en el aire en las proximidades de un campo magnético producido por antenas, como si los sonidos surgiesen de la nada. “Tú no puedes tocar el aire con un martillo, has de hacerlo con alas de mariposa” – decía Rockmore sobre su instrumento.
Daphne Oram: La mujer que dibujaba sonidos
Una de las pioneras que fascinó a Rovner fue Daphne Oram, que empezó a la edad de 18 años a trabajar en la BBC como ingeniero junior de sonido y pasaba la mayor parte de su tiempo libre explorando nuevas maneras de producir sonidos con sistemas electrónicos. Fue cofundadora de la BBC Radiophonic Workshop, una de las primeras unidades de efectos de sonido que se encargó de extender al público lo que la música electrónica podía suponer para bandas sonoras de radio y televisión.
En 1959 creó su propio estudio, el Oramics Studios for Electronic Composition, en la brillantemente bautizada como Folly Tower en Kent, donde se dedicó a desarrollar el Oramics, una técnica que convertía imágenes gráficas en música y a la que dedicaría el resto de su vida. En 1963 le fue otorgado un premio de 3500 libras (más de 75000 libras en la actualidad) por la Fundación Calouste Gulbenkian para evolucionar esta técnica.
Delia Derbyshire: Dr. Who o las burbujas del viento
Heredera de esta alquimista del sonido en la BBC Radiophonic Workshop fue Delia Derbyshire. Nacida en Coventry en una familia de clase trabajadora, superó todos los obstáculos que para una mujer suponía acceder a estudios de Matemáticas y Música en la Universidad de Cambrigde. En 1959 solicitó trabajar en Decca Records, pero fue rechazada porque no contrataban mujeres. Posteriormente entró como asistente en la BBC y encajó perfectamente en el proyecto Radiophonic Workshop.
Sus composiciones electrónicas, sonidos abstractos creados mediante “tape looping” y técnicas de modificación de sonido, conocidas como música concreta, estaban inspirados en los sonidos de las sirenas que oía en su infancia durante los bombardeos sobre Coventry. “That’s electronic music!” – cuenta Delia entusiasmada en una de las imágenes de archivo de Sisters With Transistors. Pero su verdadero logro fue ser la coautora del tema principal de la serie de culto Dr.Who en 1963, y que fue evolucionando a lo largo de los años tanto como su principal protagonista. Se encargó de los arreglos de la composición de Ron Grainer, que le pidió que creara sonidos abstractos como «burbujas de viento» o «sonido de las nubes», y su trabajo era tan bueno que el propio Ron Grainer pidió acreditarla como coautora, pero la política de la BBC se lo impidió y su aportación fue invisibilizada.
Bebe Barron: Forbidden Planet
Otra de las historias que se destacan es la de Bebe Barron, que junto con su marido Louis definieron uno de los movimientos más singulares de música grabada de la historia. Se casaron en 1947 y se mudaron a Nueva York. Recibieron como regalo de boda un gigante magnetófono de cinta con el que grabarían y ensamblarían sus primeras composiciones.
En 1949 fundaron uno de los primeros estudios privados de música electroacústica en Greenwich Village, que atrajo a gran parte de la escena avant garde de la época. Grabaron de todo y a todos. Henry Miller, Tennesse Wiliams, Aldous Huxley entre otros, pasaron por allí para grabar la lectura de sus obras en una forma de audiolibro primitivo. En 1952 fueron contratados por John Cage como ingenieros de sonido para grabar su pieza musical de 4 minutos y medio «Williams Mix». Para ello grabaron más de 600 sonidos diferentes, que cortaron y arreglaron en un trabajo que les llevó más de un año finalizar.
Cage fue el primero que les animó a considerar sus composiciones como música. No pensaron de igual modo los integrantes de la Asociación de Músicos Americanos, que les impidió acreditar adecuadamente la banda sonora de la película de ciencia ficción Forbidden Planet compuesta por el matrimonio, y que se considera la primera banda sonora enteramente electrónica.
Pauline Oliveros: Meditaciones sónicas
Una de las protagonistas de Sisters With Transistors de las que también se muestra bastante material de archivo es de la compositora y acordeonista estadounidense Pauline Oliveros, que empezó a explorar las técnicas de la música electrónica y de grabación a finales de los 50. Fue miembro fundador y figura central del San Francisco Tape Music Centre con Ramon Sender y Morton Subotnick en la década de los 60, y sus composiciones nos presentan prácticas rituales y de meditación y exploran ideas profundas y existenciales.
Artista curiosa, activista y feminista, publicó un ensayo en el NY Times en 1970 titulado “And don’t call them “lady” composers”, que comenzaba con la provocadora pregunta: “¿Porqué no existen “grandes” compositoras mujeres?”; donde suscribía y defendía sus principios feministas, resaltaba la necesidad de tomar en serio a las mujeres como compositoras de música, y que por desgracia podía haberse escrito ayer mismo.
En los 80 acuña los términos “Escucha profunda” y “Conciencia sónica”. El término de “Deep listening” o “Escucha profunda” surgió tras una actuación en el interior de una enorme cisterna militar a cuatro metros de profundidad que permitía una reverberación de 45 segundos. De aquella experiencia surgió el Deep Institute, que aboga por la escucha atenta en un tiempo distraído, y que explora la diferencia entre oír y escuchar. La “conciencia sónica” nos anima a concebir la escucha como una actitud consciente, enfocando la atención en los sonidos ambientales y musicales, exigiendo un estado de concentración continuo. Sus ideas revolucionarias cambiaron la forma de escuchar el mundo, y su objetivo era escuchar todo lo humanamente posible, creando una atmósfera de apertura total a la escucha y entendiendo la escucha como algo sanador: «Camina tan silenciosamente que las plantas de tus pies se conviertan en orejas.”
Maryanne Amacher: Experiencias psicoacústicas
La misma preocupación de Pauline sobre cómo sentimos y oímos el sonido que nos rodea era compartida por Maryanne Amacher: compositora electrónica americana y artista sonora cuyo trabajo anticipa alguno de los más importantes desarrollos en arte multimedia e instalaciones sonoras. Investigó las áreas de la percepción, la espacialización del sonido, la inteligencia creativa, ecología acústica y la arquitectura aural (experiencia humana del sonido en el espacio). Conocida por trabajar intensivamente con unos fenómenos psicoacústicos, como las llamadas emisiones otoacústicas en las que el propio oído produce sonidos audibles.
El trabajo de Amacher está representado por tres series de instalaciones multimedia producidas en EEUU, Europa y Japón entre los años 1960 y el año de su muerte, en 2009: City Links, (1967-1980), Music for Sound Joined Room, y Mini Sound Series. En City Links transmite sonido en vivo desde diferentes localizaciones de una ciudad a través de líneas telefónicas de alta calidad, que fue una profética muestra de la futura temática de la cultura network. En Music for Sound Joined Room utiliza la idiosincrasia del lugar para la transmisión del sonido, de modo que la arquitectura en sí misma es el medio físico de trabajo. Y Mini Sound Series es un conjunto de cualidades sonoras desarrolladas durante días o semanas, siguiendo una técnica narrativa diseñada para televisión. Sus trabajos constituyen una verdadera experiencia inmersiva y vívida, convirtiendo en instrumento nuestros oídos.
Eliane Radigue: Universo sonoro
A principio de los 50, la también protagonista Eliane Radigue descubría la música electrónica de Pierre Schaeffer en un programa de radio, y fue una auténtica revelación: “Vivía en Niza cerca del aeropuerto y estaba muy interesada en el sonido de los aviones. Diferenciaba el sonido de los diferentes aviones y construía música con ellos. Mi forma de escuchar a los aviones no era una locura ni un producto de mi imaginación. Todo el universo sonoro podía llegar a convertirse en un universo musical y ambos dependían de la calidad de la escucha y de la forma en que cada uno establece un diálogo entre los sonidos, lo que Pierre Schaeffer llamaba” música concreta”.
Empezó como su aprendiz y posteriormente trabajó como asistente para Pierre Henry a finales de los 60; y recuerda como uno de los técnicos decía: “Qué agradable es tener a Eliane en el estudio porque huele muy bien”, lo que demuestra el valor que se le daba a las mujeres en aquellos tiempos.
A pesar de su amor por la genialidad de Schaeffer, Radigue se separó artísticamente para desarrollar su propio sonido con un particular interés por la técnica del “tape feedback” (retroalimentación entre un micrófono y un altavoz), tape loops, y a comienzos de los 70 por el sintetizador modular ARP 2500. Sus inolvidables composiciones de larga duración son expresiones de su profunda reflexión sobre el sonido y la escucha: ”La música no contiene el sonido, el sonido contiene a la música”.
Laurie Spiegel: Algoritmo y libertad
Cuando Eliane dejó atrás a los compositores franceses y se mudó a a Nueva York coincidió con Laurie Spiegel en su experimentación con los sintetizadores. Como estudiante de música y compositora novata en el Nueva York de los 60, Laurie Spiegel se enamoró a primera vista de los sintetizadores analógicos. Buscó el gran control que le proporcionaba en cuanto a composición los computadores digitales, y entre 1969 y 1973 trabajó para Bell Labs escribiendo código centrado en programas de composición algorítmica. Una de sus composiciones, la interpretación de la obra “Harmonics Mundi” de Johannes Kepler, fue elegida como apertura en la sección “Sounds of Earth” del disco de oro a bordo de la nave espacial Voyager en 1977.
Fue famosa en los círculos de música rock por su software de música para ordenadores personales. Desarrolló el Music Mouse, un revolucionario programa que convertía un Mac en un instrumento musical en sí mismo, combinando composición y programación en un proceso sencillo. Sus posibilidades eran enormes y cualquier amateur podía realizar composiciones; aunque llevarlas al éxito radicaba en lo que está más allá del software. A comienzos de los 80 se alejó de la escena musical de Nueva York que ella misma había ayudado a crear, sintiendo que el foco había cambiado del proceso artístico al mero producto. Su uso de la tecnología en la música se debía a la libertad que le proporcionaba en el aspecto creativo: “Automatizo todo lo que puede ser automatizado, para centrarme con total libertad en las partes que no pueden ser automatizadas. El reto está en saber cuál es cuál.”
Laurie Spiegel es una de esas raras compositoras donde cabeza y corazón se mezclan e incluso llegan a intercambiarse. Hoy día sigue viviendo en Nueva York como músico independiente, manteniéndose gracias a su software y distribuyendo su música de forma privada.
Suzanne Ciani: Diva del diodo
Otra de las mujeres protagonistas de Sisters With Transistors, que condicionó los sonidos del futuro, fue Suzanne Ciani. Pasó la mayoría de su carrera probando los límites del sintetizador Buchla y mejorando la máquina pieza a pieza. Apodada como «diva del diodo» o «primera heroína americana del sintetizador», fue una de las pocas mujeres al frente de la innovación en música electrónica durante los 70, cinco veces nominada a los premios Grammy. Pionera del género new age, y primera mujer en componer en solitario la BSO de una película de Hollywood (The Incredible Shrinking Woman 1981). Inventó el famoso sonido Cocacola patentado por la empresa.
Cuando nadie la contrató como ingeniera de sonido por el hecho de ser mujer, montó su propia compañía – Ciani/Música – especializada en efectos sonoros para anuncios de TV y videojuegos. Años más tarde creó su propia discográfica y lanzó su primer álbum que fue todo un éxito. A pesar de todo ello, no lo tuvo fácil: «Cuando llegaba a un estudio de grabación me preguntaban: «¿Porqué no cantas? ¿Donde está tu guitarra? ¿Eres una chica, no? Deberías cantar».
Actualmente vive en California y, aunque muchas cosas han cambiado, todavía se lamenta de que sus emisoras favoritas sean un desfile de artistas masculinos.
Wendy Carlos: Tecnología y arte
Sisters With Transistors cierra el repaso de las pioneras con una desconcertante mención de Wendy Carlos y su Switch On Bach que vendió medio millón de copias y ganó tres Grammy. Switched On Bach se convirtió en el álbum clásico más vendido de todos los tiempos, y el primero en alcanzar el disco de platino.
Wendy Carlos tuvo un papel clave popularizando tanto la música clásica como la electrónica, y ayudó a Robert Moog a desarrollar el sintetizador modular y promover su uso, que por aquel entonces era mucho más complicado que hoy en día. Participó en la composición de las bandas sonoras de La naranja mecánica, El Resplandor y Tron. Constituyó una fuente de inspiración primordial para futuros compositores e intérpretes, y a sus 81 años sigue dedicada a componer música.
Durante el documental hablan jóvenes voces y artistas electrónicas contemporáneas como Holly Herdon y Caro Churchill, agradeciendo a las innovadoras mujeres su inspiración y lamentando el hecho de que a pesar de sus logros no sean reconocidas ni de lejos como debieran.
Sisters With Transistors propone reparar la injusticia histórica cometida con estas mujeres y su legado, y refleja la lucha diaria por hacerse valer en un mundo donde los méritos y reconocimientos se reservan invariablemente para los hombres. Desgraciadamente los conflictos relatados en el documental no son muy diferentes a los que nos encontramos hoy día.